martes, 20 de agosto de 2013

The Tudors (1ª parte): el rey y las mujeres de su vida

Enrique y sus consortes

Por fin he terminado de ver The Tudors, la aclamada serie historifolclórica (término acuñado por Josito) sobre Enrique VIII, sus mujeres, sus líos políticos y sus follones religiosos. He de decir que la he disfrutado bastante a pesar de sus meteduras de pata monumentales desde el punto de vista histórico y artístico. He leído varios artículos donde analizan uno por uno todos los fallos, pero sólo aludiré algunos en futuros post, los que más curiosos me han parecido, porque tampoco voy a dar aquí una clase de Historia. Pero esta gente sabe cómo hacer las cosas, eso es innegable. Buena ambientación, buena música, excelente fotografía, estilismo lujoso y actuaciones soberbias.

Reconozco que me costó ponerme con ella. Cuando la anunciaron a bombo y platillo en TVE años ha, vi un poco y me indigné mucho. Tiazos por todos lados, calorreo, una Catalina de Aragón muy mayor... Que no, me dije, que no me da la gana de que estos señores nos cuenten la cosa como les venga en gana. Así que la dejé aparcada para cuando me apeteciera de verdad o no me quedara nada en la recámara que me apeteciera ver.

Este verano me pareció el momento adecuado y casi me la he visto de una sentada, con Breaking Bad de por medio y un accidente del disco duro que me dejó sin las dos temporadas que me quedaban por visionar. No voy a contar aquí toda la historia, sólo daré unas pinceladas sobre los personajes más importantes y algunas curiosidades. Comencemos con esta primera parte.

EL REY
Me quedo con el de la derecha


Jovencito en la primera temporada


Con Ana Bolena
En la tercera temporada, aún estupendo
Principios de la cuarta temporada, un poco más maduro
Envejecido al final de su vida

En primer lugar hay que hablar de Enrique, un chulazo de cuidado. Me llamó la atención la elección de Jonathan Rhys-Meyers para el papel porque, en principio, se parece al personaje real como un huevo a una castaña, pero termina una olvidando los retratos del monarca para quedarse con la imagen de Jonathan. Es cierto que Enrique era uno de los príncipes más atractivos de la época y que luego termina poniéndose como un mastodonte debido a una vieja herida en la pierna, pero aquí eso no lo vemos. Supongo que por estética y por problemas para hacer que el actor engorde ochenta kilos. Pero Jonathan compone a un rey complejo, chulesco, iracundo, apasionado, odioso, atractivo... Me he llegado a preguntar si el propio actor no será tan altanero como su personaje, porque es que lo clava. Me ha caído gordo, he llorado con él por las muertes de Catalina y de Juana Seymour, me ha asqueado comiendo como un cerdo, me ha enamorado cuando dice "sweetheart"... Un diez para este señor.

LAS ESPOSAS



Catalina de Aragón, la legítima esposa


 
Ella fue una de las razones para que me indignara y me negara a ver esta serie. Como viendo siendo una tradición en el cine y la televisión, al ser española debe tener el pelo oscuro. Claaaaaaaaaaaaaaro, lógico, todas las españolas somos morenas. Pues no señor, que Isabel la Católica, su madre, era rubia al tener ascendencia Lancaster, y Catalina también era algo clara de pelo. Además, sólo era cinco años mayor que Enrique, con el que se casó tras un matrimonio no consumado con Arturo, el heredero de la corona, que falleció. Aquí nos colocan a Mary Doyle Kennedy, una actriz trece años mayor que Jonathan. Olé ahí. Pero lo borda también. Dignidad a tope y hablando en español, algo curioso, pero tiene su gracia. Muy grande ella y su personaje. Fan absoluta de esta española de armas tomar, que nunca renunció a ser Reina de Inglaterra, tal y como reza su epitafio. Amó a su esposo a pesar de todo lo que sufrió durante su vida. Nacida y educada para ser la consorte de un rey, desempeñó el papel a la perfección hasta el final. La carta que le escribió a Enrique VIII en su lecho de muerte es toda una declaración de amor. Hoy día se la honra por aquellas tierras como una de las reinas más queridas de toda la historia.


Ana Bolena, el instrumento de ambición



Personaje sin duda controvertido. Dama de compañía de Catalina, fue precedida como amante del rey por su hermana María. Su padre, Tomás Bolena, me ha parecido el hombre más despreciable de la serie, proxeneta de sus propias hijas, trepa e inmoral como pocos. A diferencia de María, Ana no quería ser la querida de Enrique, sino la reina. Sus hijos debían de ser legítimos y se monta la que se monta: separación de la Iglesia de Inglaterra de la de Roma. Pero su vida no será un camino de rosas. La búsqueda de un hijo varón que no llega y los remordimientos hacen que Enrique se replantee toda su relación y terminará condenando a Ana a muerte por decapitación, acusada de crímenes tan grotescos como el incesto con su propio hermano. Natalie Dormer ha hecho suyo el personaje de Ana. Esta actriz interpreta a Margaery Tyrell en Juego de Tronos, una chica con ciertos aires bolenianos que tan bien conoce. Estupenda y convincente.

Juana Seymour, la reina serena



Con Ana Bolena embarazada, el rey tenía sus escarceos. A Juana le echa el ojo y ya la quiere como reina, excusa más para quitarse a Ana de encima. Juana no tiene nada que ver con su antecesora: es piadosa, quiere a las hijas de Enrique (María e Isabel), se siente católica de corazón y no se mete en los asuntos políticos. Junto a ella, el rey es feliz, aunque sigue siendo un picaflor. Será esta dulce dama la que le dé el tan ansiado hijo varón, Eduardo, pero morirá a consecuencia del parto, dejando a Enrique destrozado por la pérdida. Anita Briem y Annabelle Wallis interpretaron a este personaje. El cambio de actriz creo que se debió a que la primera tenía comprometido otro rodaje. Más dulce Annabelle que Anita para mi gusto.

Ana de Cléveris, la esposa efímera


A reina muerta, reina puesta. Es verdad que Enrique ya tenía al heredero varón, pero los niños de esa época se iban al otro barrio por una simple diarrea. Por esa razón al rey se le exije que vuelva a casarse para que asegure la descendencia masculina. Una de las candidatas ideales era Cristina de Dinamarca, una jovencita de dieciséis años que ya era viuda del Duque de Milán. Era una mujer muy solicitada y bastante guapa según el retrato de Holbein (que parece corresponderse a la realidad). Pero ella, sobrina de Carlos V, no era una niñata maleable y pasó del ofrecimiento argumentando que, si tuviera dos cabezas, pondría una al servicio del rey, pero sólo tenía una y quería conservarla. Otras candidatas vendrían a barajarse, dos de ellas, las hermanas Amelia y Ana de Cléveris, muy convenientes según Thomas Cromwell. Allá que mandan otra vez a Holbein a hacer un retrato, porque no hay manera de que los enviados de Enrique para examinar el físico de las mozas las consigan ver. Cromwell recomienda al artista que adorne bien a las modelos. La elegida será Ana finalmente, porque a Enrique le gustó el retrato y también porque todo el mundo le hablaba maravillas de la chica. Pero resulta que, impaciente por verla, se plantó en Rochester para comprobar sus virtudes y se quedó pasmado. Nada que ver con esa maravilla que todos le dijeron: era alta, robusta y con la cara picada de viruela. A pesar de todo, se casó con ella (a la que llamaba yegua), pero no llegó a consumar el matrimonio. Se anuló la unión, ella no puso impedimento alguno y pasó a ser llamada "la querida hermana del rey". Al menos salvó la cabeza y vivió bastante bien en Inglaterra. En la serie es interpretada por la cantante Joss Stone, que no es tan fea como la describen, pero sí que es alta.

Catalina Howard, la pava en huevos


Personaje insoportable hasta decir basta, no sé si la actriz es muy buena o muy mala, pero desde el minuto uno deseaba su decapitación inmediata. Vale, Catalina era una cría menor que la hija del rey, pero Tamzin Merchant, la señorita de la foto, compone a una adolescente demasiado histriónica, llena de mohínes, mordeduras de labio a lo Anastasia Steele, gestos de tontucia y vocecita de petarda. Se la ve como muy enamorada de su esposo al principio y no parece que la cosa tenga mucho que ver con la realidad. Enrique, a estas alturas de la película, era un señor de cincuenta años, gordo y achacoso, así que a Catalina no le parecía nada deseable, por lo que buscó a amantes más acordes a sus gustos. Su pasado tampoco era del todo claro, y salió a relucir, lo que la llevó al cadalso. Una menos.

Catalina Parr, la última superviviente


Esta mujer no quería ser reina de Inglaterra. Viuda dos veces, logró casarse con su amante, Thomas Seymour, hermano de Juana, una vez que Enrique VIII murió. Cuando el rey la vio, se encaprichó y la desposó sin que la pobre pudiera decir nada. Luterana convencida, a punto estuvo de perder la cabeza, pero Enrique ya no era lo que fue y logró sobrevivir, aunque muchos deseaban quitarla de la circulación. Exquisitamente interpretada por Joely Richardson, esta reina fue inteligente, cariñosa con los hijos del rey y muy influyente en la futura Isabel I. No llegó a quedarse embarazada y moriría dando a luz un hijo de su cuarto y último matrimonio.

LAS HIJAS

María Tudor, digna heredera de Catalina de Aragón


 María fue la hija primogénita de Enrique y Catalina. Niña mimada del rey, con el divorcio de sus padres sufrió lo indecible: ninguneada, considerada ilegítima y fruto de un matrimonio incestuoso, apartada de su madre, odidada por Ana Bolena... Con Juana Seymour su destino cambiará, aunque tendrá que enfrentarse posteriormente a Catalina Howard. Católica convencida, tragó quina con los vaivenes amorosos de su padre y fue reafirmando sus posiciones. Encima tenía pinta de quedarse soltera y entera. Cuando era una niña la iban a prometer con su primo Carlos V, luego con algún príncipe francés, pero nunca se aseguraba ningún acuerdo matrimonial. Por ahí aparece un conato de compromiso con un calorro del que hablaremos en otro post, pero aquello quedó en nada. A mí me hacen eso y también paso a la historia como "La Sanguinaria", vamos. Sarah Bolger interpreta a la perfección a María, desde su adolescencia hasta la muerte del rey. Muy buena actriz, sí señor.

Isabel Tudor, el recuerdo de Ana Bolena


Esta niña también sufrirá los cambios de parecer de su padre. Legítima cuando su madre, Ana, era la reina, fue declarada bastarda tras la ejecución de aquélla. Enrique lo mismo rechazaba a sus hijas que las llamaba a la corte y les plantaba dos besos como si nada. Un sinvivir para las pobres, que fueron toreando la situación como pudieron. María era menos flexible, mayor y más firme en sus convicciones (el espíritu de su madre siempre estuvo cerca) que Isabel, que pinta un poco menos en la serie, aunque va apuntando maneras. En general el rey estaba más pendiente de Eduardo, su hijo varón, que era un poco pupas y terminará muriendo poco después de subir al trono.

(Continuará...)

1 comentario:

ladyvintage dijo...

¡Qué bien que por fin hayas visto ya todas las temporadas! Como ya comentábamos antes, pese a algunos tremendos fallos históricos y artísticos que se muestran en la serie, no se puede negar que está hecha con muchísima atención a todos los detalles y, por supuestísimo, cumple con creces el objetivo de enganchar y enamorar al espectador.

La serie en sí es un desfile incesante de actores guapísimos, ambientación epoquera y música perfectamente combinados(muy bueno lo del término "historifolclórica" de Josito), pero sin duda constituye un título imprescindible de ver para todo amante del género y de la historia tudoriana :)

Un saludo Athena! ;)